Nómada en Puerto Rico Día dos!
Día 2:
Bueno, la historia
triste y corta es que después de haber perdido la noche parados en la fila
esperando que abrieran nos dicen, a las 9:30 de la mañana que ya no quedaban
boletos. Que revolú’ mi gente!
Allí por poco se enredan hasta pelear. Fue un momento tan triste y frustrante para mi pues eso es algo que nunca debe de pasar. Pero bueno, eso es otro blog!!! Hablamos, decidimos que era mejor irnos a otro lado. De allí a desayunar y luego PLAYA!!! Fuimos a la casa, recogimos motetes y cogimos calle rumbo a Vega Baja. Pero primero, Crepe Maker! Crepe maker es uno de los mejores lugares para comer en la isla. No es comida criolla ni tampoco es comida super fuerte, pero si es delicioso!!! Allí hacen crepes de todo! Su especialidad es con Nutella! Los que me conocen saben que la Nutella es mi debilidad. Allí pedimos crepes riquísimos.
El mío fue de pollo con
guayaba. Que manjar delectable! El pollo estaba bien adobado, la salsa de
guayaba lo acompañaba perfectamente y tenia nueces y espinaca. Que rico!!! Para
complementar la crepa pedí una batida de Nutella. Aquello fue como tomarse la
Nutella en liquido. No tengo que decirles lo feliz que yo estaba y mas feliz estaba
mi pipita. Jaja! De allí para Bayamón a recoger Jero. Anthony y Jero son
nuestros fieles acompañantes cuales tan pronto llegamos a la isla se montan con
nosotros y a pasear se a dicho. De Bayamón arrancamos para la playa de Vega
Baja.
El fin del viaje a esa área era ver a mi tía Norma y a la misma vez
disfrutar de una de las playas mas bellas de la isla. No solo por que yo crecí
cerca de ella, si no por que lo es. La foto lo comprueba. Allí pasamos una tarde hermosa.
Los chicos se
tiraron de un área tablado, reimos, hablamos, exploramos y compartimos. Nos
soleamos, peleamos con la arena con la que el viento nos asoto, y anduvimos
por la orilla de la playa dejando que el agua del mar cálido acariciara
nuestros tobillos.
Fue una tarde inolvidable. De camino a casa de titi Norma
paramos a comernos unos tacos de mariscos con un Coco Rico. Fuimos a casa de
titi y pasamos un lindo rato con ella. Nos hizo pastelillos de guayaba y queso.
El ambiente olía a hogar, amor familiar, y a cariño. Cerré los ojos y volví a
mi niñez… reviví esos días que mami me mandaba a Puerto Rico a pasar el verano.
Volví a ser esa pequeña a la cual le encantaba sentarse al lado de su titi para
hablar de todo. Me da risa por que me sentí tan nena que cuando titi me
pregunto si me quería bañar para quitarme la arena de encima, rápido le
conteste que si! Como son las cosas no? Uno se cree tan adulto, tan maduro y
tan “yo lo se todo” pero en un segundo puedes revertirte a niño. Yo fui esa
Olguita la cual seguía a su titi Norma como una colita otra vez. De allí salí
refrescada, rejuvenecida y lista para lo que el resto de mi aventura en Puerto
Rico podría traer!
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